3 consejos ecológicos para organizar tu nevera

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Identificar las zonas de frío de nuestra nevera: cada cosa en su sitio

La organización de la nevera depende en gran medida de su sistema de refrigeración. Puede ser de frío estático, dinámico o ventilado (“no frost”). En el caso del frío estático, es necesario adoptar una serie de medidas, ya que la temperatura no es constante en todos los estantes. Cuanto más bajo, menos frío. Sin embargo, no es extraño que ocurra lo contrario, que la zona más fría esté abajo. Para salir de dudas, consulta las instrucciones de tu frigorífico, o simplemente fíjate dónde está situado el congelador, que evidentemente será la parte más fría.

Por tanto, hay cuatro zonas, de arriba abajo: 

• La zona fría, entre 0 °C y 3 °C, en la parte superior del frigorífico, en la que pondremos: los platos preparados, los productos frescos recién abiertos, los productos que se estén descongelando, los zumos de fruta fresca, la carne y el pescado crudo (aunque eres vegetariana, ¿no? 😉 )
• La zona fresca, entre 4 °C y 6 °C, en medio de la nevera, estará reservada para los productos lácteos, el queso, la fruta y verdura cocinada, la carne y el pescado hechos. 
• La zona templada, 7 °C y 10 °C, en el cajón de verduras, ahí pondremos… las verduras, evidentemente. 
• La puerta, donde pondremos, de arriba abajo: la mantequilla, mermelada, salsas y bebidas, como zumos, vino blanco o cerveza.

Si tu nevera es relativamente nueva y cuenta con un sistema de refrigeración dinámico o ventilado, la manera de organizar la puerta sigue siendo la misma.

Nota 1: nos referimos al cajón para verduras, no para frutas. La fruta se conserva fuera del frigorífico a temperatura ambiente. Además, una cesta de frutas es bonita y acogedora.

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¿Cómo cuidar nuestra nevera?

La nevera necesita un mantenimiento varias veces al mes, mucho más que cualquier otro electrodoméstico. Como mínimo, debemos limpiarlo a fondo dos veces al mes. ¿Para qué limpiar y desinfectar nuestro frigorífico? Para evitar malos olores, facilitar la evacuación de la condensación y conservar mejor los alimentos.

¡Reduce el consumo del frigorífico! Quitar la escarcha del congelador también es muy importante. 4 milímetros de escarcha en el interior de las paredes suponen un 45% más de consumo energético. Esto es muchísimo. Para ello, vacía el contenido y apártalo un momento, mientras que rascas el hielo con, por ejemplo, una espátula de cocina de plástico blando.

Lo ideal sería disponer de una nevera y un congelador independientes. Cada aparato tiene un motor de refrigeración distinto y optimizado para su función. Así ahorrarías energía. Si este es tu caso, ¡nunca dejes un congelador vacío, anularías el ahorro de energía! Por ejemplo, guarda las tarrinas de helado si las vas a consumir pronto, o incluso las cubiteras o las latas de comida para Toby. Y si no tienes nada para meter, llénalo con botellas de agua del grifo medio llenas (los líquidos congelados ocupan mucho más espacio que en forma líquida).

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Organizar y ordenar nuestra nevera a diario

Algunos principios básicos para optimizar la gestión diaria: 

• En primer lugar, asegúrate de tener un termómetro en el interior, en la zona fría, para comprobar si hay pérdidas de frío. 
• No coloques los alimentos directamente en el estante de plástico o vidrio, ya que dejarás trazas y, por tanto, residuos que contaminarán el próximo alimento. Opta por recipientes de cristal (o incluso de plástico duro reciclado) que puedas apilar y así ocupar menos espacio. También puedes tomarte la libertad de crear etiquetas para poner en cada recipiente y que no se te olvide la lasaña que sobró el fin de semana pasado.
• En cuanto a las fechas de caducidad, cuanto más alejada sea la fecha, más al fondo del estante deberá ir. Por sentido común, debemos consumir los productos que están a punto de caducar. 
• No meter nunca en la nevera un alimento que aún esté caliente. De nuevo una cuestión de sentido común. 
• Si ya no está en su embalaje, cada producto que se abra debe estar cubierto al menos por un paño o un film para garantizar una mejor conservación y evitar que contamine al resto por su temperatura, sus bacterias, etc.
• Retira todos los envases de cartón o plástico innecesarios que puedan estorbar y contaminar tus alimentos. 
• No mezcles alimentos crudos y cocinados para evitar intoxicaciones alimentarias.

Ya lo has entendido, la nevera es el lugar principal donde almacenas todo lo que te vas a comer en los próximos días. Por tanto, es fundamental organizarlo bien, desde el momento en que lo llenas para reducir los deshechos, el consumo de energía y, en definitiva, tu salud. El planeta te lo agradecerá.