INTESTINOS FELICES
¿Sabías que existe una relación directa entre tus intestinos y tu estado de salud general?
Estudios recientes analizan el impacto de nuestra dieta sobre nuestra salud mental. Nuestra salud intestinal afecta directamente sobre nuestra moral, nuestro sistema inmunológico y nuestra vitalidad. En consecuencia, el modo en el que nos alimetamos afecta a nuestra salud en general, nuestras relaciones, nuestra longevidad y nuesto nivel de felicidad. Pero, ¿y si la clave para mejorar todos estos aspectos se encontrara en nuestros intestinos?
« TODA UNA VIDA SE CONSTRUYE A BASE DE PEQUEÑOS DETALLES. PERO UN PEQUEÑO DETALLE, PUEDE CAMBIAR UNA VIDA ENTERA. »
Goyer Rémi
«Nuestros intestinos no son sólo un sistema de evacuación. Son un lugar de transformación y la fuente de vitalidad de nuestro cuerpo»
A continuación te damos algunas nociones (nada glamurosas) básicas para entender mejor todo este sistema.
Nuestro intestino está formado por dos tercios de células inmunes y alberga un sistema nervioso totalmente inependiente, el segundo más importante del cuerpo humano despúes del cerebro. A todo esto debemos añadir miles de millones de bacterias, llamadas microbiota, que alcanzan un peso de unos 2 kg y contribuyen al buen o mal funcionamiento de nuestro sistema digestivo. En el intestino se encuentran más de 20 hormonas únicas y una gran cantidad de otros «elementos» que los investigadores aún investigan…
Al elejir mis alimentos, elijo en quién me convierto.
Entonces me pregunto…
Si ingiero alimentos muertos, sin vida y sin energía, ¿cómo puedo crear un cuerpo vivo, dinámico y alegre? ¿cómo sentirme bien si mis células no se nutren de vida?
Nuestro cuerpo nos ama y hace todo lo posible para permitirnos sobrevivir en las mejores condiciones por lo que, además, hará todo lo posible para superar nuestras deficiencias recurriendo a las reservas de vitaminas, minerales y energía y solventar así nuestro día a día. Si no somos capaces de mejorar en este aspecto nos sentiremos cansados y necesitaremos comer a menudo para abastecer nuestros depósitos de reservas.
A saber:
A diferencia de los carnívoros, que tienen un intestino más corto, nuestros intestinos son largos. Por lo que si no podemos prescindir de la carne, debemos tratar de consumirla en pequeñas cantidades o porciones y a un ritmo lo suficientemente espaciado como para dar a nuestro organismo el tiempo necesário para procesarla en su totalidad y sin superponer capas de residuos.
¿Concretamente?
Cuánto más largo es el túnel, de más tiempo dispone la carne para transformarse. ¿En qué? Imagínate como serían tus bocados de bistec a 37º pasadas varias horas o incluso días en el caso de algunas personas… Algo así como ¡un bocado putrefacto!
El pan, la pasta, hidratarnos lo suficiente y cualquier otro alimento contaminante que no sea provisto por nuestro tratamiento natural, ralentizarán, pegarán y taponarán los pliegues y pequeños recovecos de nuestros intestinos alterando las paredes, que sirven como superficie de intercambio. Este daño al revestimiento del intestino delgado hace que los nutrientes, las bacterias y los deshechos tóxicos se filtren del intestino al torrente sanguíneo. Las sustancias extrañas que llegan a la sangre pueden provocar una respuesta autoinmune en el cuerpo (autoenvenenamiento).
Además de los innumerables síntomas y transtornos físicos (fatiga, diarrea crónica, estreñimineto, gases, hinchazón…), el impacto puede ser significativo sobre nuestro bienestar general y nuestra felicidad:
· transtornos del estado de ánimo, depresión, ansiedad;
· sistema inmunológico deficiente ;
· dolor de cabeza, confusión mental, pérdida de memoria ;
Entonces, ¡no es de extrañar que conozcamos a nuestros intestinos como nuestro «segundo cerebro»!
¡Sonríe, tus intestinos están bien!
La importancia de un intestino ligero para ver la vida de color de rosa:
· Adopta una buena alimentación.
· Restaura tu flora intestinal después de tomar antibióticos.
· Realiza una cura probiótica una o dos veces al año (otoño y primavera) para asegurarte una buena diversidad bacteriana.
· Dale a tu cuerpo el tiempo necesário para digerir y procesar los alimentos ingeridos y no alterar así el sistema digestivo: 2 comidas al día son suficientes.
· Realiza de forma regular una purga de intestinos. Existen varias formas de hacerlo: con cloruro de magnesio, aceite de ricino, sal de Epsom… Consulta con un naturópata para una purga a medida según tus necesidades particulares.
· Aplicar cataplasmas de aceite de ricino sobre el estómago (artículo CF).
· Practica la respiración abdominal para un masaje interno y una relajación profunda.
· Evita el estrés, que altera y reduce las ondas naturales de los intestinos endureciendo sus paredes.
· Evacúa tantas veces como comas al día. Si comes tres veces, debes evacuar 3 veces también y ¡sólo volver a comer cuando se haya producido la evacuación anterior!
· 1 día a la semana (si te parece demasiado complicado puedes reducirlo a al menos 1 vez al mes) toma sólo jugos elaborados a base de vegetales frescos o aliméntate sólo a base de frutas. Elije un solo tipo de fruta para comer durante todo el día. Los platanos son perfectos para esto. Incluso puedes probar la dieta del Puré de Plátano. ¿Por qué en puré? El plátano triturado se oxida (el plátano es una de las pocas frutas que mejoran sus propiedades cuando esto sucede). Este proceso no sólo hará que sea más fácil de digerir, sino que también aportará una gran cantidad de antioxidantes.
Tritura dos plátanos y déjalos reposar durante 3 horas antes de comerlos lentamente, en pequeños bocados y salivando bien. Prepáralos la noche anterior para el desayuno. Además, los plátanos no engordan, sobre todo en monodiet.
Elegir ser feliz activa diferentes aspectos de nuestro ser. Una vida equilibrada y feliz también pasa por unos intestinos sanos. ¿Quizás sea este un nuevo camino hacia la felicidad por explorar? No dudes consultar a un profesional para que te acompañe en el proceso. ¡Cuida tus intestinos y estarás cuidando tu felicidad!
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