¿Cómo vivir el ahora? La importancia de vivir el momento
3 Claves para realizar un cambio en tu interior y aprender a vivir y disfrutar plenamente del presente.
Seguramente habrás leído e incluso oído hablar al respecto y aún así, es posible que te asalten algunas dudas como: ¿qué es exactamente el ahora? ¿cómo lograr disfrutar del momento? ¿cómo hacer un profundo cambio en mi vida?
El momento presente como tal es el aquí y el ahora o, más fácil aún, es simplemente ser uno mismo dejando la mente a un lado. Es no juzgar. Es lo instintivo, más que lo reflexivo. Cuando vivimos a través de nuestra mente, pensamos por analogía, pasado, presente, futuro. La mente sólo existe a través del pasado o del futuro. Revivirá y/o reprochará una sucesión de hechos del pasado en el presente o considerará un futuro hipotético en el presente. La mente no es capaz de centrarse en el momento presente, en el ahora. Cuando nos encontramos en un estado mental, no estamos en el momento presente ya que nuestro “aquí y ahora” se encuentra ocupado por el pasado o el futuro.
Vivir el ahora significa sentirse y ser consciente de uno mismo. Centrar tu atención en todas las acciones que realizas en tu día a día.
Ejemplos para aprender a reconocer mejor el momento presente:
Cuando nos dejamos llevar emocionalmente por una puesta de sol, una historia conmovedora, la emoción de una escena en la calle o un testimonio que provocan que algo se conmueva dentro de nosotros, nos estremece o nos molesta, eso es estar en el momento presente. Vivimos sin tener tiempo para ponerle palabras, sin poder pasar el momento por nuestros filtros mentales para interpretarlo. Simplemente, lo vivimos.
Por eso, cuando decimos esa famosa frase “Vivo el momento presente”, no lo estamos viviendo, sino que escapamos de él.
¿Cómo aprender a estar en el presente?
Vivir el momento presente significa sentirse y ser consciente de uno mismo.
Clave nº 1. Cuando hacemos algo, tratamos de poner toda la atención en ello.
Por ejemplo: cuando cocinamos ¡simplemente cocinamos! Preparamos los ingredientes conscientemente uno por uno y pensamos en nuestra lista de compras. Cuando estamos de compras y nos encontramos en una sección del supermercado, nos centramos en esa sección, sin pensar en la siguiente. De lo contrario, nunca compraremos lo que realmente necesitamos, iremos y vendremos constantemente sin poner nada de provecho en el carro.
Experimentamos a diario una práctica de atención que nos permita poner el foco en un único punto. Parece muy simple pero se trata de algo un poco tedioso. Vivir en el momento presente no viene solo, es algo que hay que trabajar día a día. Cultivar nuestra atención y deshacernos de todos los pensamientos que nos desvían puede tomar algo de tiempo para la práctica pero, para lograrlo, solo necesitamos proponérnoslo.
Clave nº 2. Para no perdernos en el ayer y en el mañana, debemos hacer el esfuerzo de volver al aquí y el ahora.
Desactivamos el modo automático de nuestro cuerpo y tratamos de sentir las sensaciones del momento. Descansamos durante 5 minutos y respiramos y sentimos el aire entrar y salir de nuestro cuerpo. Sentimos nuestro cuerpo apoyado sobre la silla, sobre el cojín o sobre el suelo. Sentimos nuestra presencia de manera consciente.
Clave nº 3. Cambia tu relación con el tiempo.
Si el presente no existe en el pasado ni en el futuro, ¿cómo planificamos nuestra vida en el presente? ¿cuál es la noción del tiempo que marca la diferencia? Podemos elegir vivir de acuerdo con dos nociones del tiempo: la que nos envía a vagar en todas direcciones (noción del tiempo psicológico) o la que nos permite administrar cosas y eventos del futuro quedándonos aquí y ahora, sin perdernos mentalmente en todas direcciones (la hora que marca el reloj).
Tiempo psicológico: dejamos a un lado el momento presente.
Nuestra mente nos hace ir de un lado a otro y eso despierta nuestro estrés, ansiedad, culpa…
Ejemplo: debemos gestionar un evento durante 3 días. Pensamos en mil cosas que debemos hacer y que ya deberíamos haber hecho. Pensamos en si estará todo bien. Es entonces cuando comienza un conflicto interno con nosotros mismos avasallándonos a preguntas y respuestas en un estado de sobrecalentamiento.
La hora del reloj: estamos en el momento presente.
Somos capaces de programar sin estresarnos. Utilizamos la mente como herramienta de programación y gestión. Planificamos un lapso de tiempo para dedicar unas 2 horas a la gestión y planificación de dicho evento. Al finalizar esas 2 horas, damos un paso atrás y regresamos al presente. Durante estas 2 horas no nos sentimos estresados. Somo legítimos y justos con lo que hacemos por lo que no tenemos que pensar en nada más que cumplir nuestra tarea.
Si el pasado ya no existe y el futuro aún no existe. ¿Por qué no aprovechar los momentos que estoy viviendo ahora: momentos con seres queridos, conmigo misma…? ¿Por qué huir de lo que está frente a mí para regresar a lo que ya no lo está? ¿Cómo tomar buenas decisiones para el mañana si no somos capaces de ver el abanico de posibilidades que tenemos aquí y ahora?
Este es el presente que me construyo, en el que vivo y el que me define. Es viviendo plenamente del momento presente cuando puedo aprovechar los momentos presentes del futuro. De lo contrario, vivimos sólo de la ilusión de una realidad que nunca alcanzaremos. Lo que se convertiría en una gran decepción. ¿Cómo confiar en uno mismo si no somos capaces de darnos una vida satisfactoria? ¿Cómo ser felices si no podemos nutrir plenamente nuestros momentos presentes? Es a través de este camino del momento presente que nuestra autoconfianza y nuestra autoestima pueden encontrar unas bases sólidas para ser la persona que somos aquí y ahora y poder crear así nuestro yo del mañana.
UN PEQUEÑO EJERCICIO PARA VIVIR EL PRESENTE
Centra tu atención en todas las acciones que realizas en tu día a día.
Observa tus pensamientos
Este es un método propuesto por Eckart Tolle, en su conocido pero tan poco practicado libro “El poder del ahora”. Escucha tus pensamientos objetivamente. Observa tu estado mental sin juzgar y sin condenar aquello que ocurre en ti. Al observar tus pensamientos eres consciente de ellos y de ti mismo como testigo de esos pensamientos como si los observaras desde una escena exterior. El pensamiento pierde su poder sobre ti y puedes volver a concentrarte en el momento presente
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