¿Cómo superar el miedo al abandono?
La herida del abandono: ¿quién dirige nuestra vida? ¿ella o nosotros?
Hagamos un balance y analicemos las heridas del abandono, prácticamente todo el mundo está afectado, aprovechemos la oportunidad y armémonos de valor para liberarnos de ellas y transformar radicalmente nuestras vidas. Descubre nuestros consejos sobre cómo superar el miedo al abandono.
« LA VIDA ES COMO ANDAR EN BICICLETA, PARA CONSERVAR EL EQUILIBRIO DEBES MANTENERTE EN MOVIMIENTO »
Albert Einstein
¿Cuál es la causa/origen de las heridas de abandono?
Un niño necesita figuras parentales para garantizar su vida y supervivencia, y cuando estas figuras parentales faltan, la supervivencia de ese niño se ve amenazada. Es en este momento cuando comienza la historia de la herida del abandono. Tiene dos orígenes:
El primero es el abandono real. El niño ya no tiene a uno o a ambos progenitores, abandonado o enviado lejos de los dos, el vínculo parental se corta. Si permanece con uno de los padres, la ausencia del otro, sea cual sea el motivo, generará la herida.
El segundo origen: esta herida también abarca todo lo que se percibe como abandono. Por ejemplo, un niño cuya madre acaba de dar a luz y que tiene la sensación de que lo «dejan de lado», o un mejor amigo del colegio que se muda, un hermano o hermana que está enfermo y acapara naturalmente la atención de los padres… Posteriormente, esta herida se reactivará con cualquier separación: una mudanza, una ruptura, un cambio de actividad… La acumulación de estos pequeños (o grandes) acontecimientos que marcan la vida refuerza, o incluso amplifica, esta herida original.
¿Qué es el síndrome de abandono?
El síndrome de abandono es el miedo constante a ser dejado de lado, abandonado o dejado atrás. Alguna vez te has preguntado ¿por qué tengo miedo al abandono? El miedo al abandono es biológico, está programado en nuestro subconsciente, es normal y nos acompañará de por vida. Este miedo es bastante saludable, el problema está en el grado, cuando estamos heridos en un terreno concreto el miedo se refuerza para protegernos en un sentido amplio pero también para protegernos de revivir el sufrimiento de esta herida, cuanto más heridos estamos más miedo tenemos. El paso del tiempo no ayudará si no nos hacemos cargo de nuestras heridas, el tiempo solo acumulará los grados de miedo para hacerse cada vez más fuertes, hasta convertirse incluso en una fobia al abandono. Por eso es importante curar esta herida para no llegar al punto de que sea incurable y nos haga sufrir.
¿Cómo se manifiesta el miedo al abandono?
Cuando nos sentimos abandonados, interpretamos lo que nos ha sucedido con nuestro cerebro infantil, con inmadurez, sacando la siguiente conclusión: si no me quieren, es porque no soy querible. La autoestima se ve directamente afectada por la herida del abandono. Las personas que la padecen se construyen a sí mismas con la idea de que no valen nada o de que nadie las quiere. ¿Cuál es el resultado? Una fusión y, por tanto, una gran dependencia del otro, ya sea de nuestra pareja sentimental o de un amigo, para llenar esta inseguridad emocional. Esto puede llevarnos a preferir recibir una atención no considerada a no recibir ninguna: cuidado, corremos el peligro de tolerar relaciones completamente tóxicas.
La persona que tiene una herida de abandono reproducirá los comportamientos que hemos tenido con ella y se abandonará. Sea cual sea su intensidad, un trauma provoca un comportamiento fijo, en este caso el de un niño dependiente e incapaz. Crecemos con esto y nos convertimos en adultos dependientes e incapaces que se convierten en víctimas.
¿Quién no ha escuchado esto de otro o de uno mismo?
Por qué me pasa esto a mi
Por qué no me quieren
Es tan injusto
No se puede confiar en nadie
La gente es tan egoísta
Nadie se esfuerza en entenderme
No valgo para nada, tengo tantos defectos…
¿Cómo se expresa el miedo al abandono en la pareja?
- rechazar una relación por el temor al abandono
- dejar a la otra persona antes de que ella o él lo haga
- adaptarse excesivamente para complacer al otro y así estar juntos a cualquier precio
- estar hiperdisponible, siempre dispuesto a ayudar
- no dejar a la otra persona para no herirla (proyección de nuestros propios miedos)
- exigir o mendigar compromiso y seguridad
…
¿Cómo sanar mi miedo al abandono?
Es necesario tomarse el tiempo de practicar, es un cambio progresivo. Debemos ser conscientes de que es un pilar que hemos construido profundamente y que no se va a modificar en dos días. Este miedo o herida se ha ido construyendo en varias capas que es bueno ir separando poco a poco y, en general, siempre quedarán restos, automatismos pero que a la larga, ya no serán un obstáculo para conseguir la felicidad y una relación sana con uno mismo y con los demás. Entonces, ¿cómo deshacerse del miedo al abandono?
1. Querer mejorar:
sincera y profundamente, sin fingir y sin esconderse en esta herida.
Te has creído erróneamente que no mereces la felicidad. Es esencial darse cuenta de que lo que se cree no es necesariamente la verdad, sino que, como su nombre indica, solo es una creencia. Por lo tanto, es esencial que aceptemos el vernos de otra manera, sin disfraz, para aceptar el dar un paso atrás y trascender esa creencia.
2. Asumir la responsabilidad, tomar las riendas de tu vida:
Es decidir ser responsables de nosotros mismos, hemos crecido y recorrido nuestro camino y nos hemos encontrado con muchas experiencias. No necesitamos a papá y mamá para sobrevivir y no necesitamos a un chico o una chica en nuestra vida «amorosa» para sustituirlos. Dejemos de esperar que la felicidad y las soluciones vengan de los demás.
Salir de la victimización es algo duro y desagradable: escuece mucho, pero es el precio que tenemos que pagar para mejorar. En eso consiste convertirse en adulto, en responsabilizarse. Hay quien prefiere permanecer en esta posición de víctima para obtener beneficios como atraer la atención que les falta o quedarse en el camino fácil de no hacer nada. Se trata de un comportamiento tóxico para todos los que les rodean, con mayor o menor cercanía.
A nadie le gusta la gente que se queja y no hace nada para remediar al problema. Tomar las riendas también significa dejar de pedir garantías o seguridades a la otra persona. La otra persona no es responsable de nosotros. A fuerza de esto, proyectamos nuestra inseguridad en situaciones en las que no pasa nada. La otra persona no es una herramienta para responder a nuestra inseguridad.
3. Hacerse acompañar:
Es muy difícil gestionar esta autoexpresión por uno mismo, ya que el núcleo de todo ello se encuentra en los cimientos de nuestro ser. Hay muchas herramientas y muchos profesionales que nos pueden acompañar con: hipnosis, EMDR, terapia gestalt, análisis transaccional, … La lista es larga y cada uno debe encontrar el método que mejor le convenga.
4. Dejar de adaptarse:
Cuando nos adaptamos a la otra persona para complacerla, nos olvidamos de nosotros mismos y por lo tanto… nos abandonamos. ¡Reforzamos y empeoramos nuestra herida de abandono!
Cuando siempre nos estamos adaptando al otro acabamos por no conocernos a nosotros mismos, dejarnos de saber quiénes somos, aunque queramos seguir siendo fieles a nosotros mismos, no sabemos en qué basarnos ya que no hemos sido nosotros mismos desde hace tiempo.
Es el momento de construir nuestros propios puntos de referencia, aunque dé un poco de miedo, es una fase fascinante de nuestra vida.
Dejar atrás el miedo y la herida del abandono requiere ir en contra de nuestra propia naturaleza aceptando arriesgarse al abandono del otro para encontrarse a uno mismo. Cuando cambiamos, existe el riesgo de perder personas que nos rodean, que ciertas relaciones que estaban ahí por malas razones o compensaciones cambien ya que nosotros mismos ya no tenemos la misma necesidad. Escogerse a uno mismo, aunque signifique que el otro se vaya o que la persona que éramos antes se vaya, es el acto más valiente que se puede hacer para nuestro propio desarrollo.
Adaptarse, no decir lo que pensamos es un acto de supervivencia o más bien una percepción de supervivencia porque el peligro no es real aunque se sienta como tal. Hasta el día en que adaptarse y permanecer en silencio sea tan doloroso y problemático que hacernos valer se convierta en nuestra nueva estrategia de supervivencia. Así que seamos valientes, no tengamos miedo al rechazo y al miedo a no ser amados y aceptados por el otro. Amémonos como realmente somos y liberémonos de esas creencias que limitan nuestra felicidad y nuestra realización. ¡Para siempre!
Consulta nuestro artículo sobre Las 5 fases para llevar la vida de tus sueños.
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