¡Basta de rituales de abundancia! Ya lo tenemos todo
¿Cómo podemos transformar nuestra relación con la abundancia?
El universo no es tacaño ni restrictivo: es nuestra propia perspectiva la que limita lo que nos permitimos recibir. Entonces, ¿cómo podemos cambiar nuestra percepción de la abundancia?
Cuando nos aferramos a nuestras heridas, nuestros miedos y nuestras creencias heredadas, mantenemos un velo sobre todo lo que ya existe en nuestro interior: es hora de dejar de perseguir, es hora de levantar los velos de la ilusión, ya lo tenemos todo.
Acceder a lo que necesitamos, cuando lo necesitamos.
Eso es la abundancia, acceder a lo que necesitamos, cuando lo necesitamos. A nuestro alrededor, en todos los medios, la manifestación de la abundancia se presenta como una búsqueda que hay que realizar mediante rituales, afirmaciones o técnicas específicas. Se percibe como un objetivo que hay que alcanzar, una recompensa que hay que ganar o una energía que hay que invocar.
La abundancia es un concepto interior
En lugar de intentar atraer hacia nosotros lo que creemos que no tenemos, podemos cambiar de perspectiva y comprender que todo es accesible ya. La abundancia no es un objeto externo que haya que poseer, sino una frecuencia con la que podemos sintonizar.
Nuestras mentes, impregnadas de condicionamientos sociales y familiares, nos desconectan de esta verdad. Hemos aprendido a ver la vida como una lucha, una serie de pruebas que hay que superar para merecer la felicidad. Pero esta ilusión es una jaula invisible. En realidad, no hay nada que ganar: todo ya existe en nuestro interior y solo necesita revelarse.
Identificar nuestras creencias limitantes
¿Por qué nos cuesta tanto sentirnos abundantes? ¿Por qué esa sensación de vacío, de lucha, de insatisfacción? La respuesta está en nuestras creencias más profundas, las que conforman nuestra relación con la vida y con nosotros mismos.
Atrapados en creencias limitadoras, creemos que tenemos que trabajar duro, luchar y demostrar nuestra valía para ser dignos de recibir. Esta ilusión nos mantiene en un ciclo de carencia e insatisfacción. Pero al liberarnos de estos patrones, podemos reintegrar nuestra verdadera naturaleza y experimentar la abundancia en su forma más pura: un estado del ser que está alineado, fluye y ahora es libre.
Una de las principales razones que nos frenan es que tenemos creencias arraigadas que restringen nuestra receptividad a la abundancia. Por ejemplo:
- «No soy lo suficientemente buena…» (competente, con talento, inteligente, guapa, etc.)
- «Soy demasiado…» (vieja, joven, diferente, sensible, etc.)
- «No merezco…». (ser amada, ser rica, ser feliz, etc.).
- «Hay que sufrir para triunfar. Hay que sufrir para ser bella».
- «El dinero es difícil de ganar. Trabaja hasta el agotamiento».
- «El amor verdadero no existe. El amor causa dolor».
Estas creencias influyen en nuestras elecciones, nuestras acciones y nuestra actitud ante la vida. Mientras nos adherimos a ellas inconscientemente, se convierten en barreras que nos impiden manifestar lo que ya tenemos dentro y nos impiden recibir plenamente lo que ya está disponible en nuestro interior.
Transformar nuestra relación con la abundancia: liberarnos para volver a conectar con lo que ya tenemos
Así que la verdadera pregunta no es «¿Cómo manifiesto la abundancia?», sino más bien «¿Qué hay en mí que está bloqueando su plena manifestación?». He aquí algunas formas de transformar nuestra relación con la abundancia:
Tomar conciencia de nuestras creencias y condicionamientos limitantes es el primer paso, identificando aquellos pensamientos que restringen nuestra percepción de la abundancia. Tomar nota de las frases automáticas que nos repetimos a nosotros mismos es un buen comienzo.
Cuestionar estas creencias: ¿de dónde vienen? ¿Están realmente bien fundadas? ¿Quién sería yo si dejara de creer en ellas? Esta introspección nos ayuda a relativizar el control que estas ideas ejercen sobre nuestra vida.
Elige una nueva postura: en lugar de ver la carencia, elijamos ver lo que ya está ahí. La gratitud es una práctica poderosa para recalibrar nuestra perspectiva y abrirnos a la realidad de la abundancia…
Alineemos nuestras acciones con nuestro nuevo estado mental: si hemos identificado una creencia como «No merezco tener éxito», podemos actuar conscientemente como si mereciéramos plenamente nuestro éxito, tomando decisiones acordes con esta nueva creencia. Démonos a nosotras mismas lo que nos merecemos escribiendo afirmaciones, por ejemplo.
Libérate de la necesidad de controlar, porque la abundancia no se puede dominar, hay que experimentarla. Cuanto más intentamos organizarlo, controlarlo y forzarlo todo, más sofocamos el flujo natural de la vida. Confía en lo que es.
Un ejercicio sencillo para activar tu abundancia
- Identificar lo que más nos entusiasma en este momento.
- Emprende cualquier acción, por pequeña que sea, para conseguirlo.
- Confía en que este impulso nos llevará exactamente adonde necesitamos estar.
- Permanece abierta a sincronicidades y oportunidades inesperadas en el camino.
¡Permitirte ser abundante lo cambia todo!
Expresar abundancia no consiste en atraer algo hacia nosotras, sino en eliminar las barreras interiores que nos separan de lo que ya existe. Es un cambio de percepción, una apertura a la posibilidad de que ya lo tenemos todo, y que depende de nosotras permitirnos experimentarlo plenamente. En lugar de esperar la abundancia, ¿por qué no empezar a reconocerla, aquí y ahora?
La abundancia no es un objetivo a alcanzar, sino un reconocimiento de nuestra esencia. Al abandonar la idea de que tenemos que ser «más» o «mejores» para merecer recibir, nos permitimos existir plenamente y acoger lo que ya existe.
No tenemos nada que demostrar, nada que suplicar, nada que forzar. Simplemente tenemos que recordar que ya somos lo que buscamos. Cuando dejamos de perseguir la abundancia, nos damos cuenta de que siempre ha estado ahí, esperándonos.
Ahora que lo sabes todo sobre la abundancia, consulta nuestro artículo: Grandes noticias: ¡Todos tenemos la misma misión vital!
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