
Número de infancia: tu herida de niño, tu fortaleza de adulto
Lo que tu numerología revela sobre tu infancia
Te voy a decir la verdad. Descubrir tu numerología no siempre se siente como “miel sobre hojuelas”. Así como lo lees. De hecho, hace algunos años en un taller de numerología que di a un grupo de señoras, una de ellas, Irma, de pronto se soltó a llorar amargamente con uno de los temas: el número de infancia.

Resulta que este número de infancia, también conocido como el de la primera etapa de vida, refleja las heridas provocadas, por lo general, por uno o ambos padres, o las circunstancias vividas durante dicha infancia.
Así que, de pronto, nos hace rascar y resentir temitas que no estaban del todo superados, y entonces algunas emociones como la tristeza, ira, miedo o nostalgia empiezan a resurgir.
Afortunadamente, aunque la numerología nos muestre esas cosas “no tan lindas”, siempre, siempre, siempre nos guía al tesoro detrás de ellas.
En el caso del número de infancia, además de las heridas y todo lo que pudimos haber vivido, padecido y sufrido durante nuestros primeros años de vida, también revela la gran habilidad y fortaleza que pudimos construir gracias a ello.
Sé que esto suena a tirarte una flor con todo y maceta, pero créeme que siempre es positivo observar de qué manera el “macetazo” ¡ha valido la pena!
¿Te atreves a descubrirlo?
Cómo calcular tu número de infancia
Suma tu día más tu mes de nacimiento y reduce el resultado a un solo dígito entre el 1 y el 9, o hasta que te quede 11, 22 o 33 ya que son números maestros.
Por ejemplo, si naciste el 5 de diciembre lo harías así:
5 + 12 = 17
Para reducir vuelves a sumar: 1 + 7 = 8
Eso significa que tu número de infancia es 8.
O si por ejemplo naciste un 25 de abril
Sumas 25 + 4 = 29
Vuelves a sumar 2 + 9 = 11
En este caso dejas el 11 porque es número maestro.
Ahora toca reconocer tu herida y lo que has fortalecido en ti gracias a ella.

creciste con una sensación de soledad y sintiéndote diferente. Tuviste que aprender a tomar tus propias decisiones y tus circunstancias te llevaron a abrirte tu propio camino. Gracias a ello te construiste como una persona autosuficiente y valiente que no teme tomar la iniciativa y vivir bajo sus propias reglas.

te faltó pertenencia y tu ambiente no fue precisamente el más pacífico y equilibrado, por lo que no lograste identificarte con tus figuras paterna y materna. Gracias a ello desarrollaste el súper poder de la diplomacia y la conexión. Tu intuición es elevada y te es fácil validar posturas que parecen extremas para llegar a acuerdos que generen la paz que tanto anhelas.

sentiste que tus necesidades y deseos no eran validados y muchas veces ni siquiera escuchados. Asumiste que expresar ciertas emociones te exponía al rechazo, y lo mejor era dar gusto a los demás. Gracias a eso desarrollaste una gran empatía y optimismo ante la vida. Eres capaz de generar las mejores soluciones, opciones y consejos, siempre con una energía ligera, creativa e inspiradora.

tu niñez se trató de aprender a ser adulto. Tuviste que crecer, madurar y asumir roles y responsabilidades muy por encima de la etapa que te tocaba vivir. Gracias a eso hoy no le temes al trabajo, al esfuerzo y a los compromisos que requieren voluntad, constancia y disciplina, y con toda esa fuerza y determinación eres capaz de lograr lo que te propones.

la estabilidad y normalidad que observabas en otras familias no fue parte de tu infancia, y experimentaste una sensación de represión o amenaza que te obligó a adaptarte y desarraigarte de tu entorno. Gracias a eso desarrollaste resiliencia y agilidad mental para actuar con practicidad y versatilidad a la hora de buscar soluciones. Sabes gozar la vida como viene.

creciste con la sensación de no ser aceptada -o aceptado- tal como eras y, debido a las situaciones y responsabilidades que tuviste que asumir, percibiste que el amor era algo que te tenías que ganar. Hoy eres una persona altamente responsable, productiva, con un gran poder de convocatoria y un don de sanación que hace que los demás te perciban como su lugar seguro.

creciste con exigencia y asumiste estándares muy elevados. La carga de responsabilidad era mayor a la que te correspondía, y sentiste que era tu obligación satisfacer otras expectativas. Gracias a esto desarrollaste un gran sentido de lealtad y justicia, eres una persona consciente, con capacidad de discernimiento, profundidad mental, estructura y sabiduría interior.

creciste con una sensación de falta de protección y respaldo que necesitabas para sentir seguridad en tu vida, sobre todo por parte de tu figura paterna. Los desafíos fueron grandes. Gracias a eso hoy has desarrollado la visión y ambición de superación constante, reforzando con voluntad tu confianza y determinación para dar a tu vida la dirección que deseas.

las lecciones emocionales que viviste fueron más intensas de lo común. Creciste con una sensación de abandono o falta de reconocimiento por parte de tus apegos importantes. Ahora tu idealismo te ha ayudado a desarrollar un espíritu compasivo y solidario, y te has abierto paso en la vida adquiriendo múltiples habilidades, que te hacen una persona muy completa, influyente y solucionadora.

observaste y viviste de cerca injusticias y experiencias que se salían de tu comprensión, y que nadie más reconocía. Gracias a eso desarrollaste una consciencia elevada y un poder de reflexión y canalización que te conecta con respuestas poco comunes, pero que te sirven para guiar e inspirar a otros para encontrar sus propias respuestas.

tuviste que lidiar y enfrentar desafíos y limitaciones de nacimiento, o que se presentaron en algún punto de tu vida, generándote desestabilización y sensación de incapacidad física o material. Sin embargo, en el camino forjaste herramientas poderosas como la voluntad, el autocontrol y, sobre todo, la capacidad para soñar en grande con la convicción de que no hay nada que no puedas lograr.

percibiste pruebas emocionales fuertes, herida de abandono y probable sensación de orfandad, injusticias o rechazo, con la sensación de no poder expresar lo que sentías. Hoy sientes el llamado del amor a la humanidad y tu espíritu idealista y compasivo te abre las puertas del mundo para llevar tu mensaje de amor incondicional a todo aquel que está abierto a recibirlo.
Sí. Sé que no es cómodo revisar viejas heridas. Me lo dejó claro Irma en aquel taller, y lo tengo presente para llevarlo con tacto cuando surge el tema en mis consultas. Pero lo que te puedo asegurar es que una vez que te atreves a atravesar esa incomodidad y logras ver el brillo del tesoro, tu infancia adquiere una nueva perspectiva y tu vida un mayor sentido.
¿Tú qué opinas?
Ahora que lo sabes todo sobre tu número de infancia, descubre Numerología: tu poder como mujer
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