Tomar riesgos cultivando el gusto por lo nuevo
¿Cómo mirar las cosas de manera diferente y salir de la rutina?
Si hay algo que siempre me ha espantado es la rutina. El poder dormirte en algo que conoces demasiado bien. Los mismos sitios, las mismas caras, los mismos gestos, el mismo pan… Me repugna todo lo que es igual, repetitivo y demasiado familiar. Y, aunque en la rutina es donde se encuentra algo de equilibrio, una sensación de seguridad y estabilidad, yo encuentro más excitante la posibilidad de renovación diaria. Salir de la rutina, salir de la zona de confort, te permite descubrir lo desconocido. Krishnamurti, un gran sabio indio, hablaba de “liberarse de lo conocido” para alcanzar el éxtasis de la existencia.
¿Por qué salir de la rutina? ¿Cómo tomar riesgos en la vida? ¿Cómo perder el miedo a lo nuevo? Si miro hacia atrás, las experiencias y las decisiones que más me han transformado son precisamente aquellas que le han dado la espalda a todo lo que conocía. Aquello que exige algo nuevo, algo fuera de lo común, es revelador.
«NO CUENTES LOS DÍAS. HAZ QUE LOS DÍAS CUENTEN»
Muhammad Ali
Más allá de lo que se puede hacer, de lo que no, de lo que se debe hacer y bla, bla, bla, existe la filosofía de la vida que elegimos. Consiste en reconsiderar la forma en la que vivimos, para hacerlo con libertad y armonía. François Busnel hizo una pregunta sobre esto en mi podcast Nouvel Œil :
«¿Cómo habitar poéticamente el mundo?»
Hay dos cosas que dan forma a mi vida, como mantras que escribiría en un post-it:
- Cultivar el gusto por lo maravilloso poniéndote unas gafas nuevas para ver el mundo.
- Ser más valiente asumiendo nuevos riesgos.
Me he dado cuenta de que la forma en la que elegimos mirar el mundo tiene el poder de pintar el estado de ánimo de mis días.
Por eso intento cultivar ese gusto por lo desconocido cada día, incluso en plena rutina. Cada mañana, después de meditar, pienso en qué podría hacer para que ese día sea diferente al anterior. No hace falta que sean grandes retos, basta con tomar conciencia de cada detalle de la vida cotidiana para transformar un día. Prestar atención a los colores cambiantes de las estaciones, escuchar el canto de los pájaros, honrar al sol cuando sale y se pone, tomarse el tiempo de tender la colada o de fregar los platos…
Porque hay belleza incluso en lo que no nos gusta. Sobre todo, en lo que no nos gusta. De eso se trata, de encontrar la belleza en lo que, a primera vista, nos deja indiferentes.
Al igual que cuando entrenamos un músculo, poco a poco el cerebro aprende a ver la belleza que hay en todo y en todos.
Atrévete a preguntar
Cultivar tu valentía también puede ser atreverte a preguntar, atreverte a hacer, atreverte a enfrentarse a algo nuevo. Hace poco, me propuse descubrir algo nuevo cada semana. Así que le pedí a Gérard que me enseñara a hacer pan de masa madre, asistí a clase de cerámica con Louise y estoy aprendiendo a surfear en todas las condiciones. Aprender a hacer algo nuevo hace que cada día sea algo único y acaba reduciendo tu miedo a lo desconocido.
Para saborear más las novedades también tengo rutinas, indispensables para mi salud mental. El deporte, el yoga matutino, seguido de mi porridge, leer cada noche…Algunas acciones, hechas día a día, dondequiera que estés, con quienquiera que estés, proporcionan un espacio que actúa como brújula para la vida.
Al final, creo que debe haber un equilibrio entre una dosis de rutina, que nos permite anclarnos en el movimiento, y una pigmentación de la vida cotidiana por la novedad.
«Os deseo que voléis todos los días lejos de lo conocido. Allí la vida es mucho más sabrosa.»
Para seguir profundizando en este tema, descubre nuestro artículo : ¡Quiero cambiar mi vida! Para saber, ¿Cómo hacer un cambio de vida y empezar de nuevo para ser feliz?
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